Un estudio dado a conocer el martes 29 de septiembre por Sam Schwartz Consulting realizado para la American Public Transportation Association reveló que no existe una clara correlación entre la difusión del coronavirus y los sistemas de transporte público masivo. El estudio señala que tanto los usuarios del metro de Nueva York como de sus buses tienen bajo riesgo de contagiarse durante los viajes. Esto es así en la medida en que los trenes y buses se encuentren bien ventilados y los ocupantes usen todos mascarillas, lo que, en conjunto, contribuye a la seguridad.
Una revisión de estudios internacionales señala que existe un riesgo mínimo en el uso de transporte público, especialmente cuando se toman normas de prevención como sistemas de ventilación adecuados y poca conversación entre usuarios. El estudio también señala que el uso de mascarilla se ha demostrado efectivo para reducir el contagio de persona a persona al bloquear la diseminación de las microgotas de saliva; por lo que se justifica el requerimiento de los sistemas de transporte público de que los usuarios usen mascarillas.
Entre las explicaciones que esgrime el estudio sobre la ausencia de correlación positiva entre el uso de transporte público y los casos crecientes de COVID-19, se menciona: 1) los usuarios del transporte público hablan poco en relación a otros espacios cerrados como bares o restaurantes donde hablar fuerte es la norma; 2) En muchos sistemas de transporte público la ventilación es más eficiente en comparación con otros lugares cerrados; 3) El tiempo de exposición es otra variable de impacto sobre la probabilidad de contagio. En este punto la consultora reconoce que la mayoría de los viajes interurbanos son de corta duración.
Todo ello conduce a pensar que los iniciales miedos que se crearon en torno al uso del transporte público (no sólo en NYC, sino en muchas otras ciudades del mundo) parecen poco contrastados con información del campo científico. Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios de España muestra en una encuesta el lugar que tiene el transporte público entre los miedos de las personas durante la etapa de desescalada. No obstante, la creación de protocolos de seguridad detallados puede hacer del transporte público un lugar protegido y seguro, para la tranquilidad de todos sus usuarios. Como señala Xavier Querol, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): «Tenemos que dedicar todos los esfuerzos posibles a demostrar que el transporte público es seguro. Si no, la calidad del aire empeorará y va a tener un impacto muy negativo sobre la salud de la población».